El centro de enseñanza secundaria de la barriada de Ciudad Jardín de Córdoba está situado en el borde norte de una zona de nuevo desarrollo, finalizando un viario ortogonal consolidado en el que se localizan núcleos residenciales en bloque de manzana cerrada y espacios libres y de ocio, como el centro comercial al este del solar. En el extremo norte en cambio, encontramos un viario de tráfico intenso que bordea todo el sector. Esta situación nos hace plantear una construcción sostenible comprometida con esta condición de límite entre lo urbano y lo periférico. Trata de poner en valor el paisaje urbano desde el espacio docente, enmarcando y relacionando los distintos elementos que conforman el entorno inmediato.
Situados en el solar vacío, la vista se escapa en las direcciones norte (viario periférico) y oeste (vacío urbano destinado a uso dotacional). Encerrar una parte del indeterminado espacio exterior en lugares protegidos por la edificación ha sido la estrategia seguida por el proyecto. Recurriendo a un gran vacío central en torno al cual se desarrolla el programa, el edificio intenta apropiarse, de algunas de las cualidades del entorno.
El vestíbulo es el núcleo del Instituto, que funciona como un sumidero al que van a parar todos los recorridos y articula los espacios destinados a ciclos formativos con los de educación secundaria; una diagonal desde la entrada principal nos conduce al patio central, tratando de recuperar el concepto de patio del colegio como el espacio representativo del centro. El porche comunica distintos talleres del ciclo formativo, que por su uso funcionan de forma autónoma al resto del centro.
Los recorridos se proyectan como secuencias de espacios encadenados, cualificados de distinta manera por la luz, la escala, las vistas. Se trata de huir de los espacios monótonos, ofreciendo por el contrario una riqueza espacial que forme parte de la formación docente del alumno.